En este mundo de infinitas posibilidades, somos testigos de muchas formas y creaciones. Todo es parte de lo mismo. Lo natural y lo artificial es tan sólo una clasificación de la mente. Insistimos en clasificar. En atribuir un valor. Lo bueno y lo malo. Lo mejor y lo peor. Lo sagrado y lo profano. Lo saludable y lo tóxico. La perdición y la redención. Ese ha sido nuestro paradigma. Nuestra dualidad. Nuestro juego.
¿Ganará la Inteligencia Artificial? ¿Dominará el mundo extinguiendo a los humanos?
Una pregunta inútil en el nuevo paradigma. Porque cuando salimos de esa mente binaria, nos damos cuenta de que esa batalla es solo una ilusión.
Todo existe al mismo tiempo. Nadie gana. Nadie pierde. Se sostiene lo que es posible, sostenible y relevante. Lo demás se extingue.
La pregunta que me hago es: ¿Qué quiero que sea posible y sostenible? ¿Que quiero yo experimentar y crear en esta realidad que llamo vida?
Yo, quiero piel. Quiero cuerpo. Quiero sentir. Quiero intimidad. Quiero amar. Quiero disfrutar de esto que llamamos naturaleza, que es tan único en el universo. Quiero placer. Quiero sensaciones. Quiero risa. Quiero arte. Quiero alma. Quiero sexo. Embriaguez. Comida. Contacto. Calor. Ese milagro humano que es tan dificil de entender y de explicar.
¿Es mejor que otras opciones? No. Pero eso quiero. Para eso estoy acá.
Quizá viviré para ver un mundo en el que convivamos con animales Y robots. Quizá logremos hacer espacio para todo sin destruirnos.
¡Ojalá!
Por el momento le apuesto a que la humanidad pueda seguir en este planeta.
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