Dicen que los perros se parecen a sus dueños. No es entonces de extrañarse, que Nutella haya resultado PAS. (Perro Altamente Sensible). Llegó a una casa de terapeutas, por supuesto, y de un par de niñas consentidoras, que desde el primer día le han cedido las cobijas suavecitas y han abogado por una comida mas rica. -¿Es que te imaginas comer todos los días el mismo concentrado seco?
Con Nutella he revivido las escenas que tantos papás y mamás tenemos que vivir en la crianza. - ¡Eso es que está muy consentida! - Hay que pegarles para que entiendan. - Si no la paran ahora va a ser muy violenta cuando crezca. - ¡Háganla pasar hambre! Así aprende. - Tienen que demostrar quién manda.
Y he pasado también por los miedos, las dudas y las angustias propias de la crianza. - ¿En que me metí? - me he preguntado muchas veces. Porque a mi no me da el carácter, ni el corazón, para ignorar lo que percibo y simplemente entregarme al condicionamiento que todos aconsejan.
Perros altamente sensibles, me llegó un video un día, respondiendo mis sospechas. ¿No es esto un poco desproporcionado? - protestó esa voz interior que me tortura con frecuencia. - ¡Todo siempre tan profundo y tan complejo! ¡Es una perra!
Una perra, que así como los niños y niñas, me sigue entrenando para abrir el corazón y hacerle caso a mis intuiciones y percepciones. Nutella me cuenta de lo que hemos naturalizado como maltrato en los animales, y de la evolución que otras especies también tienen. Me muestra que los los golpes y los gritos no son la vía, y me confirma que hay un mundo invisible para los sentidos humanos que trae mucha información. Es mi maestra de telepatía, y como con ella las reflexiones intelectuales de poco me sirven, me ha obligado a conectar con otros lenguajes a los que poco crédito les daba, y a poner en práctica habilidades que había dejado guardadas en el cajón. Cuando ya había superado las huellas de mermelada y los pegotes de plastilina, esta criatura me trajo las huellas de barro y las medias babeadas. El caos es parte de la vida, me cuenta cada vez que me acomodo en el orden que me calma. Nutella es la que es. No puede ser de otra manera (como los niños y niñas).
Que sus ladridos me enerven y que su nerviosismo me altere, es mi problema. Ya está claro que cambiarla no puedo, y que ya es parte de nuestra vida. Lo que si puedo, es ser la que soy, y amarla con locura, indagar con mis múltiples herramientas para conocerla mejor y que nuestra convivencia sea mas fluida, y reconocer en sus conductas lo que refleja de mi.
Inevitable.
Nutella supo llegar a donde tocaba. Quizá otros perros del mundo necesiten de sus mensajes.
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